En una era lejana, donde las ruinas sembraban las huellas del caos, yacĆan cientos de cuerpos que habĆan caĆdo tras una lucha en una guerra sin igual.
Los intereses de los superiores eran muy claros puesto que pretendĆan derrotar al reino contrario sin importar las bajas. Quienes mandaban a pelear hasta la muerte a sus guerreros eran los representantes de distintos reinados. Entre los guerreros habĆan humildes ciudadanos que mediante amenazas o distintas extorsiones, eran incluidos a pelear hasta que sus cuerpos digan basta.
La brutalidad con la que sucedĆa todo esto era una total atrocidad. Con sus armas sumamente afiladas, herĆan de gravedad a sus adversarios. Cuerpos cercenados entre un mar de sangre esparcida por doquier, los lamentos y pedidos de ayuda se hacĆan notar en la entrada de un anochecer frĆo y oscuro.
HabĆan caĆdo la totalidad de los guerreros, sin embargo los del otro bando habĆan sobrevivido muchos de ellos. Claramente era una lucha despareja y se hacĆa notar por la diferencia corporal de estas personas. Se habĆan aprovechado de la inexperiencia de estos jĆ³venes que a duras penas sabĆan usar una espada o carecĆan de la valentĆa necesaria atravesar esta situaciĆ³n.
Esto no quedarĆa asĆ. En estos tiempos (edad media) las artes oscuras tambiĆ©n protagonizaban el caos. Entre la oscuridad un hombre mayor merodeaba la escena de destrucciĆ³n. Se trataba de un brujo experimentado en la magia negra, entre ellas la nigromancia. Si bien habĆa pasado un buen tiempo, los esqueletos estaban en la posiciĆ³n que sus cuerpos habĆan dejado. Fue entonces que invocĆ³ sus almas con un importante oraciĆ³n y de ellas hizo renacer a los muertos, que claramente, no tendrĆan el mismo aspecto que en vida.
Ese era su nuevo ejĆ©rcito. Atentos y con un solo objetivo, destruir a sus contrincantes con la particularidad de que si recibĆan heridas estas no se verĆan reflejadas. Se dirigieron hacia el reino que los derrotĆ³ y dotados de gran poder, vencieron a su mayorĆa. Entre suplicas de algunos, buscando piedad, intentaron escapar pero terminaron cayendo y sumĆ”ndose a los demĆ”s.
Estaba la posibilidad que un esqueleto entre tantos de los disponibles, termine con la vida de este rey. Sin embargo esta decisiĆ³n la tomĆ³ el nigromante. Se darĆa una situaciĆ³n de "entre la espada y la pared". El rey estarĆa por dejar el plano terrenal a costa de un ser dotado del poder de dar y quitar la vida como de un dios se tratase.
Con una mano sobre el cuello, fue seccionĆ”ndole la vitalidad al rey. Su piel comenzaba a ligarse con la de sus huesos hasta finalmente perder la vida. HabĆa sido derrotado un ser que en vida fue atroz y desconsiderado logrando que las energĆas negativas se les vuelva en contra.
Tras este suceso ya no era necesario este gran ejĆ©rcito de huesos por lo que los devolviĆ³ al mĆ”s allĆ” desligando sus almas. El nigromante desde entonces serĆa una leyenda, en algunas ocasiones un mito. Con certeza habĆa dejado su huella de oscuridad en un mundo caĆ³tico lleno de seres sedientos de sangre.
Desde entonces reinarĆa la paz, al menos hasta que sea necesario acudir al nigromante devorador de almas.