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El edificio plasmático de cenizas

Foto del escritor: Vianka KytelerVianka Kyteler

Actualizado: 12 mar 2019

Lejos de la ciudad Lenny con su perro se aventuraron en hacer una suerte de exploración de supervivencia. No era más que ir con todo lo necesario para alimentarse e hidratarse y hallar los misterios del porqué esa construcciones detrás del lago han sido olvidadas.


Un lugar amplio, con una hermosa vista panorámica, llena de malezas y plantas por todas partes, daba una idea de que el tiempo había hecho estragos. Las construcciones trataban de darnos un escenario pos-apocalíptico, consistía en edificaciones industriales que seguramente sus desperdicios contaminaban las aguas aledañas del lugar.


Su decisión fue la de cruzar ese lago, no muy hondo pero sí muy peligroso por la contaminación y por el musgo que podría ocasionar que quede atrapado en una especie de pantano. Era una muerte segura si no se tomaba precaución de ello. Entonces regresó y planificó todo, no solo estaba en juego su vida, también la de su fiel amigo de cuatro patas.


Pidió prestado un bote a su tío, que por suerte tenía propiedad en un área cercana a este sitio y de allí avanzó. Con un remo intentó hacer a un lado el musgo, fue mucho esfuerzo pero se pudo, ya estaba nuevamente en tierra firme al otro lado del lago.

Y pudo observar con lujo de detalles lo que ya era impresionante antes de cruzar. La hiedra venenosa cubría los edificios, tanto puertas como ventanas, no sería tarea fácil el liberarlas. Contaba con todo lo necesario para resolver situaciones como estas así que usó su machete y se adentró en lo que parecía una sala de máquinas.


El aire dentro era muy denso y el olor que desprendía el lugar era nocivo. Lenny tenía miedo de que alguna fuga haya liberado radiación pero a simple vista no parecía que la haya, al menos en ese punto. Con cautela fue avanzando lentamente y con curiosidad vio a un costado un objeto en el suelo. Lo observó detenidamente. Se trataba de una brújula la cuál no parecía funcionar.


Extrañamente indicaba una dirección y es hacia allí hacia donde se dirigió. Su perro avanzó rápidamente como si hubiera visto a un gato hasta que se perdió de vista. Por la ventana el resplandor del sol era la única luz que alumbraba ese perturbador lugar. Cuando fue a buscar a su perro el mismo regresó con un guante en el hocico.

Un guante amarillo con sangre demostraba que algo turbio había sucedido. Juntos averiguaron lo que sería una incineración. Un hombre había sido derretido por algo, lleno de burbujas en su piel se hacían notar. A un lado se apreciaría una de las tantas máquinas.


El hombre sería un encargado de perfeccionar armas de plasma. Así era, un símbolo atómico con descripciones de peligro escrita en al menos tres idiomas aparecía en ella. Había fallado y lo que le sucedió fue una consecuencia de su manipulación.

Habrían más armas como esas y otras que ya estarían en proceso de fabricación en serie. Eran prototipos que iban a ser aprobados y liberados para quién sabe que organización.


Lenny tomó una y la usó hacia la nada. Un plasma púrpura salía de ella y derretía lo que pudiera atravesar. ¿Qué haría entonces con tamaña posesión?



Quiso irse con ella a resguardarla sin saber que tenía un sistema de autodestrucción abandonando tantos metros el sitio. Él y su perro se habían convertido en cenizas.


Su tío haría una denuncia por desaparición. Se sumaría una leyenda más a ese lugar de mala muerte cruzando el lago. Se lo llamaría "el edificio plasmático que todo a cenizas lo reduce".

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